La invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022 puso de relieve la vulnerabilidad de la seguridad energética, con los precios del petróleo y el gas disparándose y los ciberataques a la infraestructura crítica aumentando a medida que crecía la demanda de energía en Europa. Las consecuencias de tales ataques pueden ser catastróficas, pudiendo provocar pérdida de vidas, daños a la propiedad, interrupciones económicas y pobreza energética. Mark Clark, vicepresidente de ventas de EMEA Norte en Onapsis, señala un aumento significativo en los ciberataques patrocinados por estados, siendo las utilidades un objetivo clave. Se espera que esta tendencia se intensifique en 2023.
En respuesta a esta creciente amenaza, el Ministro de la Oficina del Gabinete del Reino Unido, Oliver Dowden, emitió una alerta nacional a las empresas clave, mientras que Lindy Cameron, la jefa del Centro Nacional de Seguridad Cibernética del Reino Unido, sugirió que la protección de la infraestructura contra las amenazas cibernéticas aún es insuficiente.
Clark aboga por medidas de seguridad robustas para proteger la infraestructura crítica, incluyendo evaluaciones regulares de riesgo, monitoreo y gestión continuos de la superficie de ataque, y un plan de respuesta integral a incidentes. Las empresas también deberían operar bajo la suposición de compromiso, priorizando la ciberseguridad como un aspecto crucial de su tecnología y protocolos operacionales, y asegurando la formación continua del personal en conciencia de ciberseguridad. A pesar de los riesgos aumentados presentados por la digitalización, Clark concluye que también ofrece oportunidades para que las empresas construyan sistemas ciberresilientes e implementen planes de continuidad de negocio.
Source: www.digitaljournal.com
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